El inmovilizado material son los activos tangibles que posee una entidad para su uso en la producción o suministro de bienes y servicios, para arrendarlos o para fines administrativos, y se esperan usar durante más de un ejercicio económico. Las inversiones inmobiliarias son inmuebles que se tienen para generar rentas, plusvalías o ambas, en lugar de para su uso en la producción o suministro de bienes y servicios, o para fines administrativos, o bien para su venta en el curso ordinario de las operaciones.
El inmovilizado material y las inversiones inmobiliarias deben registrarse inicialmente al coste de adquisición.
Para la valoración posterior a la inicial del inmovilizado material existen dos métodos: coste de adquisición menos amortización acumulada practicada y el importe acumulado de cualquier pérdida por deterioro de valor; valor razonable en el momento de la valoración posterior menos la amortización acumulada practicada y el importe acumulado de las pérdidas por deterioro de valor.
La amortización de cualquier elemento del inmovilizado material debe ser distribuida, de forma sistemática, entre los años de su vida útil, a partir del momento en que se encuentre disponible para su uso.
La vida útil de un activo es el tiempo que se espera que ese activo esté en uso o el número de producciones u otras unidades similares que la entidad espera obtener con ese activo.
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