Rendimiento técnico y activos funcionales
El rendimiento técnico usa, para su medición, el concepto de activo funcional, que se refiere a aquella parte del activo que se utiliza para llevar a cabo la actividad de la empresa y obtener ventas de sus productos o servicios.
En la mayor parte de ocasiones, la totalidad del activo de una empresa se utiliza para realizar su actividad. Sin embargo, el concepto de activo funcional aparece para diferenciar aquellos activos que no están "afectos" directamente a la explotación.
Ejemplos de estos activos "no afectos" podemos encontrarlos, entre otros, en los siguientes:
- Excesos de tesorería, obtenidos de beneficios retenidos, que se destinan a inversiones financieras, no necesarias para la actividad de explotación.
- Inversiones en activo inmovilizado no relacionado con la actividad de explotación, con el objetivo de obtener rendimientos (por ejemplo, adquisición de locales u oficinas destinados a alquiler para obtener ingresos adicionales ajenos a la explotación).
- Adquisición de naves o maquinaria que todavía no pueden ponerse en funcionamiento, debido a que están en fase de construcción o montaje.
Los activos que hemos relacionado como ejemplos no están afectos a la explotación, aunque pueden estarlo en un futuro. En esos casos, es preferible dejarlos fuera de la fórmula para calcular el rendimiento sobre el activo, al objeto de evitar una distorsión del resultado.
La experiencia y formación en análisis financiero permite interpretar la información proporcionada por la contabilidad.