Rescate financiero
1-Introducción
Mediante la rúbrica “rescate financiero” hacemos referencia al conjunto de medidas y
propuestas encaminadas a salvar el sistema financiero de un sector (normalmente
protegido) e incluso de un país, cuando la gravedad de las circunstancias así
lo exigen.
Cuando el sector objeto de rescate coincide con el financiero, peligrando la integridad de
cuantos fondos reembolsables hayan sido captados del público, se exige una
respuesta rápida y eficaz por parte de organismos públicos y el propio mercado.
Ahora bien,¿ qué forma deben revestir este
tipo de rescates? ¿Como deben instrumentalizarse?
La actual crisis inmobiliaria, que en sí, ha derivado en una profunda crisis financiera debido a
los altos niveles de endeudamiento de las entidades de crédito, tanto a nivel
exterior (mercado interbancario), como interno (principalmente, por créditos
concedidos a promotores) responde al desplome de uno de los principales motores económicos del país. Todo ello
conlleva la paralización de las construcciones, la quiebra de compañías del sector debido a la falta de liquidez,
despidos colectivos, una alta tasa de desempleo, desconfianza en las bolsas y
sobretodo, una situación de “ impass ” a nivel
financiero a causa del efecto cadena. El hecho de que las entidades de crédito
cuenten en sus balances con grandes paquetes de activos respaldados por
préstamos o cédulas hipotecarias, junto con la estrepitosa caída de valores
inmobiliarios a raíz de la crisis, conduce hasta una fatídica combinación.
2- La Intervención gubernamental
Ante un círculo vicioso de estas características es frecuente y, para algunos, necesaria, la
intervención del Estado y las Administraciones Públicas. En concreto, las
actuaciones suele centrarse en el plano financiero, para así poder reactivar
los flujos monetarios y reducir la falta de liquidez; Algunos expertos señalan
que una prolongada paralización de la dinámica de mercado podría acarrear
graves consecuencias para la economía.
La intervención
gubernamental, dentro de una economía de mercado, suele reducirse a una
financiación mediante fondos públicos, que puede basarse bien en una
adquisición de activos depreciados o irrecuperables, bien en una línea de
crédito para el público en general canalizada mediante la red de bancos y cajas
de ahorro. En la primera opción, hablamos de fondos perdidos, dado que sirven
de cobertura a activos cuyo equivalente resulta altamente inferior. En el otro
supuesto se produce una financiación corriente, con retorno de capital e
intereses, siempre y cuando no se trate de créditos blandos. En ambos casos se
produce un perjuicio a nivel nacional, ya que si bien la primera opción
conlleva una pérdida de tesorería, la financiación estatal como sustitución del
mercado financiero hace disminuir los recursos públicos y a su vez, la
competitividad del país.
Asimismo, existe
otra opción para casos de extrema gravedad consistente en la nacionalización. Esta
medida a pesar de ser una práctica frecuente en países de alto
intervencionismo, representa una excepcionalidad en el liberalismo económico
dirigida a aquellos casos en los que peligra el interés nacional a raíz de la
quiebra de una compañía estratégica para el país.
3-
Intervención de organismos supranacionales
Los
organismos de carácter supranacional, a pesar de no tener competencia directa
sobre la política económica de un país, mantienen una posición relevante en el
papel financiero, más si tenemos en cuenta la globalización de los mercados y
la homogeneización de índices económicos de referencia. En su virtud, las
decisiones del BCE (Banco Central Europeo) que impliquen una rebaja en los
tipos de interés suponen un factor de mejora para el rescate financiero, dado
que de esta forma se combate la falta de liquidez de las familias y, a su vez,
el hecho de que éstas puedan hacer frente a sus deudas hipotecarias.
4- Autonomía de mercado
Finalmente,
debe hacerse mención a aquella parte de expertos y conocedores cuya postura
frente al rescate financiero pasa por la “no intervención” estatal o
institucional. En su opinión, el desplome financiero es la consecuencia de
llevar a cabo una dinámica de mercado arriesgada y abusiva, debiendo el propio
mercado autoregularse y ajustarse a la nueva realidad mediante sus propias
reglas; es decir, mediante la autonomía de la voluntad de sus integrantes. En
este sentido, se habla de pactos de renegociación de préstamos entre la entidad
y el cliente hipotecado, ajustando la deuda al valor actual de la garantía
hipotecaria. Es decir, reducir la cuota hipotecaria hasta el valor actual del
bien hipotecado que, en un contexto de crisis inmobiliaria, no solamente es
sensiblemente inferior al valor o tasación inicial (en el momento de
constitución de la hipoteca) sino que además representa un activo de difícil
liquidación.
En definitiva, a pesar de que existen distintas formas de afrontar una crisis
financiera, podemos observar como no todas las opciones ofrecen un mismo
rendimiento, ni responden a una misma ideología. En función de la política
económica empleada, obtendremos unos resultados que a su vez, servirán de base
para afrontar futuras contingencias.