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El "coworking"

1. Introducción

Los contextos económicos difíciles son un cultivo de nuevas ideas empresariales que afectan a todas las disciplinas, desde los costes hasta el marketing, pasando por la producción. En las situaciones de crisis aparecen nuevos emprendedores fruto de los despidos y cierres de empresas, y para este tipo de empresario es importante los costes en los que incurre. Lo que quieren estos empresarios es centrar sus esfuerzos y recursos a aquello que es la base de su actividad. Con lo que se produce en la idea inicial una ocultación del funcionamiento de una empresa y de los costes de oficinas, talleres, materiales, asesores, notarios, impuestos, etc. Estos costes accesorios a la actividad no se contemplan por el emprendedor, pero, en el momento de crear la empresa, le pueden generar dudas sobre la viabilidad del proyecto. Una de las consecuencias de esto es la aparición de un nuevo formato de oficina: el coworking. El coworking es un nuevo modelo de organización empresarial para dar comienzo a una actividad profesional y empresarial, sobre todo adaptado a las necesidades de las nuevas actividades generadas entorno a las nuevas tecnologías.

2. El funcionamiento del coworking

El coworking tiene su origen en Estados Unidos, pero rápidamente se ha extendido también por Europa. Si bien la proliferación de este concepto puede deberse tanto a una respuesta a la crisis como a una adaptación del modelo de trabajo, lo que está claro es que su implantación es cada vez mayor.

El coworking consiste en que varios profesionales o PYMES comparten un espacio físico, lo que les permite compartir también gastos generales. Los comienzos de un profesional autónomo se suelen caracterizar por tener su sede en la propia vivienda. No obstante, a medida que se va incrementando el nivel de actividad, o si se comparte el negocio con otra persona, las relaciones y la toma de decisiones es cada vez mayor, con lo que llega el punto de plantearse montar una oficina, un despacho o incluso un taller, según el tipo de actividad. Además, el trabajo desde casa puede generar una confusión entre la vida personal y la laboral. Tener reuniones en casa con un cliente no da una buena imagen. El compartir un espacio con otros profesionales es importante para abrir relaciones y negocios. Es también importante establecerse en una oficina coworking "amiga". Es decir, que esté formada por profesionales del mismo campo o de disciplinas complementarias, de forma que se puedan seguir sinergias. El compartir información con "colegas" de profesión genera un stock de información y experiencia de gran valor añadido que permite reducir costes y ganar en eficiencia. Además, desde estos espacios se puede dar el salto a la creación de sociedades formadas por estos profesionales.

De forma esquemática podemos establecer las siguientes ventajas principales del coworking:

  • Ahorro de costes: al compartir el espacio, el coste de las infraestructuras es más barato. No se alquila un despacho entero en el que puede quedar espacio desaprovechado.
  • Compartir proyectos e ideas: oportunidad de buscar oportunidades de negocio con los otros ‘coworkers’ y practicar lo que se llama la ‘intercreatividad’.
  • Hacer networking: conocer a otros empresarios, emprendedores y freelance…
  • Flexibilidad: el alquiler del espacio de trabajo se paga mes a mes y los horarios son flexibles.
  • Cultura de comunidad: los coworkers comparten un sentimiento de comunidad y de ayuda a los demás, algo muy atractivo si a uno se le hace difícil trabajar solo en casa.

Encuestas recientes sobre esta nueva forma de organización empresarial muestran que el espacio de trabajo compartido es utilizado mayoritariamente por profesionales procedentes del ámbito de las industrias creativas y los nuevos medios. Lo que más valora este tipo de profesional de estos espacios es el horario flexible y la interacción con otros.

Los inconvenientes de este sistema es que supone un desembolso económico mayor que estar trabajando en casa. Además, trabajar con más gente supone una pérdida de intimidad.

En esencia, por tanto, el coworking debe ser un cultivo de nuevas empresas. Deben dar las bases a los profesionales primerizos para que en el futuro puedan desplazarse a oficinas propias y dejen paso a nuevas generaciones.

3. Conclusiones

Las situaciones difíciles hacen poner al límite la capacidad de las personas para sobrevivir. Es en este contexto que el mundo de los negocios y de la economía en general, como ciencias sociales, se adapta a las nuevas necesidades. El coworking es un ejemplo de esto. Ante los elevados costes de mantener una oficina, sobre todo para aquéllos que empiezan y cuyas necesidades logísticas no son complejas, disponer de oficinas de pequeño formato que les permita reunirse con clientes de forma puntual y que no sea el comedor de casa es importante para expandirse y dar comienzo a un negocio. El coworking permite aprovechar sinergias con otros profesionales, freelance o empresarios, dando más valor añadido al producto final. Además, permiten dar un paso adelante a aquellos profesionales o freelance que han establecido su actividad en casa y quieren evolucionar en su negocio.

Revista jurídica y financiera Ref.674960 (13/09/2011)
 

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